RIESGOS DE PROFESIÓN

Christian Kobashigawa volvió a ganar sin mayores contratiempos. Y si bien deberíamos dedicar estas líneas en describir una nueva jornada de dominio estrepitoso de Koba, es imposible seguir en un mutis periodístico sobre los sucesos acaecidos el último domingo en el autódromo de Santa Rosa. Las páginas web han mantenido inexplicable silencio y han sido pocas las voces que se han escuchado sobre el accidente que sufriera Carlos Salinas Laguna. Aquel fotógrafo que por estas horas corre una carrera complicadísima en la cama del Hospital de Collique en un desesperanzador Coma grado cuatro.
"Apenas en la segunda vuelta, justo antes de llegar a la horquilla luego de la recta principal, el Levin de Conroy perdió el control, arremetiendo contra el guardarriel se elevó por los aires en sendas vueltas de campana, para luego aterrizar en el interior de la curva donde impactó a un fotógrafo", recita el informe del redactor de Ruedas&TUERCAS enviado a la prueba (Fernando Bocángel). En más de una ocasión hemos levantado la voz de protesta sobre la seguridad de las prueba. Esta no será una de esas ocasiones.

Los periodistas somos conscientes de los peligros que hay en nuestro trabajo. Cuando uno tiene la suerte de cubrir pruebas mundiales, tipo Rally Mundial o Fórmula Uno, se entiende el riesgo de este trabajo. Así cuando en el extranjero se recoge la credencial de rigor, los organizadores hacen firmar a los periodistas documentos donde reconocen el riesgo de la labor y esgrimen de responsabilidades a la FIA ante cualquier accidente. Aquella rúbrica duele, sobretodo porque nos hace caer en la cuenta que las carreras no son todo lo glamoroso que parece de afuera. A pesar de los "cuidate mucho" y los "ten cuidado" que solemos escuchar cuando salimos rumbo a las pruebas con aquella actitud de a-mi-no-me-pasa-nada en el fondo todos somos conscientes que la última palabra la tiene la fortuna. Los periodistas automotrices somos, en teoría, especializados, lo que sabemos que sabemos cuales son las zonas que representan peligro en una competencia. Al escoger una u otra locación nos hacemos responsables de los respectivos riesgos que ello conlleva. Culpar a terceros no está dentro de nuestras posibilidades.

Acabo de ver las últimas fotos de Salinas donde se aprecia el auto de Conroy poniéndose de costado y enrumbando el guardarriel. Hacia su guardarriel. Son dos imágenes. Sus últimas dos. Dos instantáneas que dejan en claro que hasta el final cumplió su trabajo. Demasiado para mí.

En ocasiones como estas no nos queda más que elevar una oración.


Etiquetas:ACP Circuito Nacional Santa Rosa Seguridad
Publicado por Daniel San Román en Abril 25, 2007

Comentarios

Entradas populares