SECUESTRAN Y AMENAZAN DE MUERTE A EX CAMARÓGRAFO DE “HILDEBRANDT EN ENLACE GLOBAL”.
Instituto Prensa y Sociedad (IPYS)
Sucre N° 317
Barranco, Lima
PERÚ
Teléfono : 511-2473194 - 511-2473308
Fax : 511-2473194
E-mail : postmaster@ipyspe.org.pe
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14 de enero del 2000
PERÚ:
Ángel Rojas Montero, ex camarógrafo del cancelado programa Hildebrandt en Enlace Global, fue secuestrado durante 30 minutos, tiempo durante el cual recibió amenazas de muerte por un desconocido que, apuntándole con una pistola de 9 milímetros, le gritó que moriría por ser un “periodista soplón”.
El ataque ocurrió la tarde del 1º de enero en el distrito de La Perla, en la provincia constitucional del Callao, a pocas cuadras del domicilio del camarógrafo, cuando un sujeto hizo que Rojas detuviera su auto para subirse a él. Hasta ese momento todo hacía suponer que se trataba de un asalto. “Yo estaba resignado a perder mi plata, incluso el carro y se lo dije: mira hermano, si lo que quieres es el carro, llévatelo”, declaró Ángel Rojas.
Sin embargo, la respuesta del agresor fue desconcertante para el camarógrafo: “No quiero ni tu billetera ni tu carro, voy a matarte….” le gritó, a la vez que dijo conocer todos los detalles de su vida, a lo que añadió: “por tu culpa han matado a dos amigos míos, arranca el carro, antes de matarte voy a matar a otra persona. Lo voy a hacer delante tuyo para que veas cómo se mata soplón, y luego te mato a ti”.
El hecho de que el auto no tuviera casi gasolina fue providencial para Rojas, ya que le permitió convencer al sujeto de ir a una gasolinera cercana. Allí, fuera del vehículo, y en presencia de numerosas personas, el atacante continuó con las amenazas contra la vida de Rojas. En ese momento éste se percató que apareció en el lugar un auto rojo con cinco hombres bien vestidos en su interior, y pensó que esa sería su salvación. Uno de ellos descendió del auto y, lejos de auxiliar a Rojas, lo cogió y lo llevó de regreso a su auto mientras decía en voz alta a los testigos que lo que estaba ocurriendo “sólo era un pleito entre amigos” y lo metió en su auto, dejándolo a solas con el delincuente.
En su desesperación, el camarógrafo intentó quitarle el arma al agresor. Luego de forcejear, éste retomó el control del arma y obligó a Rojas a salir del auto y a arrodillarse ante la mirada impotente de un grupo de testigos que se incrementaba rápidamente. Luego, con absoluta impunidad, el delincuente le increpó: “si yo quisiera te mato aquí mismo, delante de toda esta gente y te aseguro que no pasaría nada”.
Aunque este violento episodio duró media hora y ocurrió a sólo dos cuadras y media de la Comisaría Alipio Ponce, nunca apareció un solo policía. Por versiones de un empleado de la estación de combustibles, el auto rojo que llegó con los cinco sujetos fue hallado abandonado horas después en una calle del Callao. Sin embargo, cuando quisieron ubicar el vehículo para recoger indicios que permitieran la identificación del propietario o de sus eventuales ocupantes, éste no apareció en ninguna delegación policial de la jurisdicción.
Según el informe publicado en el diario Liberación, que dirige César Hildebrandt, la pesadilla que le tocó vivir a Angel Rojas es un mensaje dirigido al director del diario, pero esta vez en la persona de uno de los mejores camarógrafos de su extinguido programa.
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14 de enero del 2000
PERÚ:
Ángel Rojas Montero, ex camarógrafo del cancelado programa Hildebrandt en Enlace Global, fue secuestrado durante 30 minutos, tiempo durante el cual recibió amenazas de muerte por un desconocido que, apuntándole con una pistola de 9 milímetros, le gritó que moriría por ser un “periodista soplón”.
El ataque ocurrió la tarde del 1º de enero en el distrito de La Perla, en la provincia constitucional del Callao, a pocas cuadras del domicilio del camarógrafo, cuando un sujeto hizo que Rojas detuviera su auto para subirse a él. Hasta ese momento todo hacía suponer que se trataba de un asalto. “Yo estaba resignado a perder mi plata, incluso el carro y se lo dije: mira hermano, si lo que quieres es el carro, llévatelo”, declaró Ángel Rojas.
Sin embargo, la respuesta del agresor fue desconcertante para el camarógrafo: “No quiero ni tu billetera ni tu carro, voy a matarte….” le gritó, a la vez que dijo conocer todos los detalles de su vida, a lo que añadió: “por tu culpa han matado a dos amigos míos, arranca el carro, antes de matarte voy a matar a otra persona. Lo voy a hacer delante tuyo para que veas cómo se mata soplón, y luego te mato a ti”.
El hecho de que el auto no tuviera casi gasolina fue providencial para Rojas, ya que le permitió convencer al sujeto de ir a una gasolinera cercana. Allí, fuera del vehículo, y en presencia de numerosas personas, el atacante continuó con las amenazas contra la vida de Rojas. En ese momento éste se percató que apareció en el lugar un auto rojo con cinco hombres bien vestidos en su interior, y pensó que esa sería su salvación. Uno de ellos descendió del auto y, lejos de auxiliar a Rojas, lo cogió y lo llevó de regreso a su auto mientras decía en voz alta a los testigos que lo que estaba ocurriendo “sólo era un pleito entre amigos” y lo metió en su auto, dejándolo a solas con el delincuente.
En su desesperación, el camarógrafo intentó quitarle el arma al agresor. Luego de forcejear, éste retomó el control del arma y obligó a Rojas a salir del auto y a arrodillarse ante la mirada impotente de un grupo de testigos que se incrementaba rápidamente. Luego, con absoluta impunidad, el delincuente le increpó: “si yo quisiera te mato aquí mismo, delante de toda esta gente y te aseguro que no pasaría nada”.
Aunque este violento episodio duró media hora y ocurrió a sólo dos cuadras y media de la Comisaría Alipio Ponce, nunca apareció un solo policía. Por versiones de un empleado de la estación de combustibles, el auto rojo que llegó con los cinco sujetos fue hallado abandonado horas después en una calle del Callao. Sin embargo, cuando quisieron ubicar el vehículo para recoger indicios que permitieran la identificación del propietario o de sus eventuales ocupantes, éste no apareció en ninguna delegación policial de la jurisdicción.
Según el informe publicado en el diario Liberación, que dirige César Hildebrandt, la pesadilla que le tocó vivir a Angel Rojas es un mensaje dirigido al director del diario, pero esta vez en la persona de uno de los mejores camarógrafos de su extinguido programa.
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